User:Veinor/Link count/January 20, 2007

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  Erotismo en el Arte Prehistórico

Dos arqueólogos de la Universidad del País Vasco han estudiado los primeros grabados y pinturas rupestres que dejó el homo sapiens. Y han comprobado la variedad de comportamientos sexuales que ya se manifestaban.

El erotismo no es algo exclusivo de los humanos actuales, los primeros Homo sapiens que llegaron a Europa hace unos 40.000 años tenían ya un complejo comportamiento sexual del que dejaron constancia en unos pocos grabados y pinturas rupestres, convirtiéndolos en el primer Kamasutra de la humanidad.

El doctor en Prehistoria de la Universidad del País Vasco Marcos García Díez y su compañero Javier Angulo son unos de los pocos arqueólogos que han estudiado estas manifestaciones artísticas de patente carácter erótico que, según explican, demuestran que ya en el Paleolítico superior (38.000-9.000 A.C.) el sexo dejó de ser un comportamiento biológico vinculado exclusivamente a la reproducción y se integró como un elemento cultural más.

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Para Marcos García, coautor con Angulo del libro Sexo en piedra, esta temprana separación de lo sensual y lo meramente reproductivo se debe a que «el apetito sexual condiciona a los humanos como especie» y lo hace de una forma tan grande que nos ha llevado a plasmarlo en el arte desde la Prehistoria.

García recordó las relativamente numerosas imágenes femeninas «sexuadas» datadas en esta época como las conocidas Venus, de rotundas y generosas formas, con las que los primitivos pretendieron «dejar constancia del papel generador de vida de las mujeres», o las representaciones de figuras masculinas en las que el falo erecto es la característica más visible de la virilidad.

Imágenes un tanto abstractas que simbolizan vulvas y penes por medio de puntos y líneas son otras expresiones artísticas con las que los hombres primitivos documentaron su actividad sexual, aunque también lo hicieron de una forma totalmente realista en las paredes de unas pocas cavernas, desde Siberia hasta la península Ibérica.

Javier Angulo aclaró que, aunque las imágenes de contenido sexual son muy escasas, en España existen algunos buenos ejemplos en la cueva de Los Casares (Guadalajara), donde puede verse una escena de coito, y en las grutas cántabras de Chufín y El Castillo, que cuentan con sendos grabados con formas fálicas. En otros yacimientos, sobre todo de Francia y Portugal, se han descubierto imágenes de cópulas, abrazos, besos, algún trío, sexo oral, un supuesto caso de bestialismo y hasta masturbaciones, todas ellas con un profundo carácter simbólico y erótico que «nos hablan de la forma en que estas personas entendían su propia sensualidad». Angulo precisó que, aunque resulta «muy difícil» afirmar que los hombres prehistóricos practicaban el masoquismo, existe una «sospechosa» figura maniatada en el yacimiento ruso de Kostienki I que apunta en esta dirección, mientras que en Portugal se ha encontrado una roca que muestra una posible escena de bestialismo.

La masturbación está documentada en un fino grabado de Foz Coa (Portugal), en el que unas líneas que salen de la cabeza de un hombre reflejan, en opinión de los investigadores, el momento del orgasmo. En cuanto a la homosexualidad, para García, que participará este mes en las VII Jornadas de Arqueología que la Sociedad de Ciencias Aranzadi celebra en San Sebastián, «no se puede afirmar ni negar» la existencia de esta tendencia sexual, por «el carácter poco definido de los personajes».